El jurado número 10
Una forma de aprender cómo funciona el Jurado en España
Obra escrita por Reyes Calderón en el 2013
Resumen
Los integrantes de un modesto despacho de abogados de
provincias se verán envueltos, sin quererlo ni desearlo, en un caso que les
supera totalmente: drogas de diseño, blanqueo de capitales y corrupción a gran
escala…Efrén Porcina, un tipo encantador que ronda los ciento treinta y ocho
kilos, sigue una dieta por Internet y lleva una vida tranquila, y su única
socia, Salomé, una secretaria cuando menos particular que cambia de novio cada
dos por tres, junto con la inestimable ayuda de un ex policía borrachín, serán
los encargados de arrojar luz y buscar la verdad en un intrincado caso con
ramificaciones internacionales.
Las vidas de unos y otros estarán pendientes del acierto de un juez, la
cordura de un jurado popular y el misterioso jurado número diez…
Historia
¿Alguien confiaría su porvenir judicial a un abogado sin
experiencia que pesa más de 130 kilos y se apellida Porcina? ¿Pocos? ¿Nadie? .
Sin embargo, las apariencias engañan. Y en esta ocasión engañan mucho más.
Porcina es un abogado de confianza. Una persona honesta, inteligente y
trabajadora, que además, sabe reírse de sí mismo.
Porcina fue despedido de su trabajo el mismo día que su padre murió. Eso le da
mucho que pensar. Pero ante esa adversidad reacciona, gracias a Salomé, que
sería su socia-secretaria, montando un bufete de abogados, que se dedicará a
todo lo que se ponga a tiro menos los casos penales y los divorcios. Incluso a
defenderse a sí mismo porque lo problemas surgen donde menos se espera y el
problema principal de la novela ocurre gracias a Salomé, cuando su novio muere
en un accidente de tráfico y un ladrón de poca monta, al encontrarse el
accidente, saquea a la víctima y la llama para decirle que ha muerto su novio. Gracias
a la investigación que emprende Porcina a raíz de ese accidente nos enteramos
de que ese novio tenía más novias, era traficante de estupefacientes y en su
apartamento guardaba más de un millón trescientos mil euros escondidos en el
interior de libros huecos, amén de una bolsa repleta de una nueva droga
procedente de China. Con estos ingredientes comienza una trama que va
sorprendiendo en cada página y que va incluyendo mafias chinas y,
también, mafias policiales. Un cóctel que convenientemente agitado da una trama
explosiva.
Parte Jurídica
En el jurado número 10 se proponen consideraciones sobre diversas cuestiones
relacionadas con el derecho natural y el derecho positivo o escrito y ejercido
por el hombre. Cuestiones sobre las que Efrén Porcina deberá
decidir y fundamentar sus actos, algo que no le resultará nada fácil.
Para ilustrar todos estos dilemas, el jurado número 10 narra
una historia de intriga con una acción constante que jamás decae. Comienza
cuando Efrén Porcina, recién despedido y a instancias de Salomé, compañera
de trabajo en el bufete donde él ejercía hasta el momento, funda el
modesto bufete Romaní y Asociados, en la casa que ha heredado de su padre.
Romaní y Asociados está en el extremo opuesto al exclusivo y carísimo
bufete de Fulano, que así denomina Efrén a su exjefe. Pero, a pesar de la
fuerte competencia, también Efrén y Salomé empiezan a recibir clientes.
Sin embargo, los quebraderos de cabeza no vendrán de mano de ningún
cliente, sino de uno de los numerosos novios de Salomé, que, según descubrirán
los dos a la muerte de aquél, tenía en su poder medio millón de euros y
todo un cargamento de drogas de diseño. A partir de ahí, pasan por El
jurado número 10 mafias chinas, policías corruptos hasta el tuétano,
chantajes, traiciones, venganzas y un juicio con
consecuencias impredecibles. Todo ello pondrá a Efrén, a Salomé y a su
amigo, el detective privado Paco, en la cuerda floja.
El jurado número 10 combina la acción más sórdida y la
violencia, con la emoción de un juicio con jurado popular y con escenas costumbristas de lo más reconfortante llenas de humor, mucho humor. En ese
sentido, la gracia con que Efrén nos relata su historia -y ello, a pesar del
peligro constante en que se encuentra- es otro de los ganchos de El jurado
número 10. Pero la ligereza y el carácter burlesco
de muchos de los hechos van dando paso a una seriedad casi filosófica, a medida
que el personaje de Efrén se ve sacudido por el cargo de conciencia y el
escrúpulo moral ante las cosas que ha hecho. El libro supone,
en este sentido, una rotunda afirmación de la pre valencia de la ley sobre el
deseo de tomarnos la justicia por nuestra mano, ni siquiera en el caso
de personas cuyo pasado o carácter dudoso parezcan hacerlas, a nuestros
ojos, menos merecedoras del beneficio de la duda o de la benevolencia de la
ley.
Conoceremos al juez, al fiscal, el abogado defensor y a los
nueve miembros del jurado y asistiremos al interrogatorio del acusado y a los
testigos así como a la practica de las diferentes pruebas propuestas y
admitidas. En esta parte se da a conocer como trascurren en España los juicios
con jurado. Una institución muy arraigada en el Derecho
anglosajón pero muy nueva en el patrio. La novela plantea varios temas
candentes: el tráfico de drogas, las mafias chinas (las tríadas), los
policías corruptos, etc. En todo este gran lío se va a ver metido un
abogado, bastante inocente y bueno, con principios claros, que tendrá que
contraponerse a su propia moral.
El libro se divide en tres partes, narrado en primera persona por el abogado y protagonista de esta historia. En la primera de ellas conocemos los hechos tal y como ocurrieron y a los personajes. La segunda parte se ocupa de desarrollar el juicio, veredicto del jurado y sentencia dictada por el magistrado. En la tercera parte –la más corta y la que dará un giro de gracia a la historia- comprenderemos el cometido del jurado número 10, que pondrá cordura –además de dejar el caso cerrado y sin fisuras- a todo lo acontecido. Además, cuenta con un epílogo, en este caso narrado en tercera persona.
El libro se divide en tres partes, narrado en primera persona por el abogado y protagonista de esta historia. En la primera de ellas conocemos los hechos tal y como ocurrieron y a los personajes. La segunda parte se ocupa de desarrollar el juicio, veredicto del jurado y sentencia dictada por el magistrado. En la tercera parte –la más corta y la que dará un giro de gracia a la historia- comprenderemos el cometido del jurado número 10, que pondrá cordura –además de dejar el caso cerrado y sin fisuras- a todo lo acontecido. Además, cuenta con un epílogo, en este caso narrado en tercera persona.
Uno de los dilemas que plantea esta novela es el de hasta
qué punto somos capaces de llegar para salvar nuestra vida y de lo que estamos
dispuestos a perder por ella, pero más allá de todo eso, invita a
reflexionar sobre el papel que juegan los remordimientos al no haber
podido expiar la culpa. Luego, a nivel general, nos permite recapacitar
sobre el estado de derecho y las normas jurídicas en las que se
sostiene, porque precisamente el punto fuerte de esta historia es la
celebración de un juicio en el que se vislumbran todas las lagunas o
fallos de los que adolece la Ley. Observamos como los testigos pueden mentir
con total impunidad porque no se puede demostrar lo contrario, como el abogado
defensor puede redirigir al jurado o que alguno de sus miembros puede ser
comprado, por no hablar de que en un momento dado la instrucción del caso no ha
contado con todas las garantías en la etapa de investigación imperando las
prisas para hacer coincidir el caso con otro demasiado mediático y al que se
quiere poner este como parapeto para restar importancia. Una interesante
novela en la que todos son culpables: los abogados, los peritos, los
jurados, los policías, el fiscal, todos menos uno.
Una lectura que va ganando atractivo según va adelgazando el
protagonista Porcina. Al final, hasta ese abogado orondo se convierte en la
persona que quería ser, eso sí, siempre con remordimientos. Los remordimientos
de alguien que quiere ser ante todo honesto consigo mismo.
Entrevista de la autora
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