domingo, 2 de diciembre de 2018

La gran realidad que esconde "El jurado número 10..."



El jurado número 10

Una forma de aprender cómo funciona el Jurado en España


Obra escrita por Reyes Calderón en el 2013



Resumen

Los integrantes de un modesto despacho de abogados de provincias se verán envueltos, sin quererlo ni desearlo, en un caso que les supera totalmente: drogas de diseño, blanqueo de capitales y corrupción a gran escala…Efrén Porcina, un tipo encantador que ronda los ciento treinta y ocho kilos, sigue una dieta por Internet y lleva una vida tranquila, y su única socia, Salomé, una secretaria cuando menos particular que cambia de novio cada dos por tres, junto con la inestimable ayuda de un ex policía borrachín, serán los encargados de arrojar luz y buscar la verdad en un intrincado caso con ramificaciones internacionales.

Las vidas de unos y otros estarán  pendientes del acierto de un juez, la cordura de un jurado popular y el misterioso jurado número diez…









Historia

¿Alguien confiaría su porvenir judicial a un abogado sin experiencia que pesa más de 130 kilos y se apellida Porcina? ¿Pocos? ¿Nadie? . Sin embargo, las apariencias engañan. Y en esta ocasión engañan mucho más. Porcina es un abogado de confianza. Una persona honesta, inteligente y trabajadora, que además, sabe reírse de sí mismo. 

Porcina fue despedido de su trabajo el mismo día que su padre murió. Eso le da mucho que pensar. Pero ante esa adversidad reacciona, gracias a Salomé, que sería su socia-secretaria, montando un bufete de abogados, que se dedicará a todo lo que se ponga a tiro menos los casos penales y los divorcios. Incluso a defenderse a sí mismo porque lo problemas surgen donde menos se espera y el problema principal de la novela ocurre gracias a Salomé, cuando su novio muere en un accidente de tráfico y un ladrón de poca monta, al encontrarse el accidente, saquea a la víctima y la llama para decirle que ha muerto su novio. Gracias a la investigación que emprende Porcina a raíz de ese accidente nos enteramos de que ese novio tenía más novias, era traficante de estupefacientes y en su apartamento guardaba más de un millón trescientos mil euros escondidos en el interior de libros huecos, amén de una bolsa repleta de una nueva droga procedente de China. Con estos ingredientes comienza una trama que  va sorprendiendo en cada página y que  va incluyendo mafias chinas y, también, mafias policiales. Un cóctel que convenientemente agitado da una trama explosiva.





Parte Jurídica

En el jurado número 10 se proponen consideraciones sobre diversas cuestiones relacionadas con el derecho natural y el derecho positivo o escrito y ejercido por el hombre. Cuestiones sobre las que Efrén Porcina deberá decidir y fundamentar sus actos, algo que no le resultará nada fácil.

Para ilustrar todos estos dilemas, el jurado número 10 narra una historia de intriga con una acción constante que jamás decae. Comienza cuando Efrén Porcina, recién despedido y a instancias de Salomé, compañera de trabajo en el bufete donde él ejercía hasta el momento, funda el modesto bufete Romaní y Asociados, en la casa que ha heredado de su padre. Romaní y Asociados está en el extremo opuesto al exclusivo y carísimo bufete de Fulano, que así denomina Efrén a su exjefe. Pero, a pesar de la fuerte competencia, también Efrén y Salomé empiezan a recibir clientes. Sin embargo, los quebraderos de cabeza no vendrán de mano de ningún cliente, sino de uno de los numerosos novios de Salomé, que, según descubrirán los dos a la muerte de aquél, tenía en su poder medio millón de euros y todo un cargamento de drogas de diseño. A partir de ahí, pasan por El jurado número 10 mafias chinas, policías corruptos hasta el tuétano, chantajes, traiciones, venganzas y un juicio con consecuencias impredecibles. Todo ello pondrá a Efrén, a Salomé y a su amigo, el detective privado Paco, en la cuerda floja.

El jurado número 10 combina la acción más sórdida y la violencia, con la emoción de un juicio con jurado popular y con escenas costumbristas de lo más reconfortante llenas de humor, mucho humor. En ese sentido, la gracia con que Efrén nos relata su historia -y ello, a pesar del peligro constante en que se encuentra- es otro de los ganchos de El jurado número 10. Pero la ligereza y el carácter burlesco de muchos de los hechos van dando paso a una seriedad casi filosófica, a medida que el personaje de Efrén se ve sacudido por el cargo de conciencia y el escrúpulo moral ante las cosas que ha hecho. El libro supone, en este sentido, una rotunda afirmación de la pre valencia de la ley sobre el deseo de tomarnos la justicia por nuestra mano, ni siquiera en el caso de personas cuyo pasado o carácter dudoso parezcan hacerlas, a nuestros ojos, menos merecedoras del beneficio de la duda o de la benevolencia de la ley.

Conoceremos al juez, al fiscal, el abogado defensor y a los nueve miembros del jurado y asistiremos al interrogatorio del acusado y a los testigos así como a la practica de las diferentes pruebas propuestas y admitidas. En esta parte se da a conocer como trascurren en España los juicios con jurado. Una institución muy arraigada en el Derecho anglosajón pero muy nueva en el patrio. La novela plantea varios temas candentes: el tráfico de drogas, las mafias chinas (las tríadas), los policías corruptos, etc. En todo este gran lío se va a ver metido un abogado, bastante inocente y bueno, con principios claros, que tendrá que contraponerse a su propia moral.

El libro se divide en tres partes, narrado en primera persona por el abogado y protagonista de esta historia. En la primera de ellas conocemos los hechos tal y como ocurrieron y a los personajes. La segunda parte se ocupa de desarrollar el juicio, veredicto del jurado y sentencia dictada por el magistrado. En la tercera parte –la más corta y la que dará un giro de gracia a la historia- comprenderemos el cometido del jurado número 10, que pondrá cordura –además de dejar el caso cerrado y sin fisuras- a todo lo acontecido. Además, cuenta con un epílogo, en este caso narrado en tercera persona. 


Uno de los dilemas que plantea esta novela es el de hasta qué punto somos capaces de llegar para salvar nuestra vida y de lo que estamos dispuestos a perder por ella, pero más allá de todo eso, invita a reflexionar sobre el papel que juegan los remordimientos al no haber podido expiar la culpa. Luego, a nivel general, nos permite recapacitar sobre el estado de derecho y las normas jurídicas en las que se sostiene, porque precisamente el punto fuerte de esta historia es la celebración de un juicio en el que se vislumbran todas las lagunas o fallos de los que adolece la Ley. Observamos como los testigos pueden mentir con total impunidad porque no se puede demostrar lo contrario, como el abogado defensor puede redirigir al jurado o que alguno de sus miembros puede ser comprado, por no hablar de que en un momento dado la instrucción del caso no ha contado con todas las garantías en la etapa de investigación imperando las prisas para hacer coincidir el caso con otro demasiado mediático y al que se quiere poner este como parapeto para restar importancia. Una interesante novela en la que todos son culpables: los abogados, los peritos, los jurados, los policías, el fiscal, todos menos uno.


Una lectura que va ganando atractivo según va adelgazando el protagonista Porcina. Al final, hasta ese abogado orondo se convierte en la persona que quería ser, eso sí, siempre con remordimientos. Los remordimientos de alguien que quiere ser ante todo honesto consigo mismo. 





Entrevista de la autora



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