viernes, 7 de diciembre de 2018

El libro "Presunto inocente" enseña como un juicio puede dar muchas vueltas.

Presunto inocente

"Nadie es del todo inocente"

Scott Turow, 2006



"Scott Turow refleja en esta novela un mundo tan similar al nuestro que su recuerdo seguirá obsesionando al lector incluso después de resuelto el misterio, porque muy pocas novelas muestran los mecanismos, la psicología, la lógica del mundo de la justicia con tanta verosimilitud como Presunto inocente."

Resumen

La sensual y ambiciosa ayudante del fiscal general, Raymond Horgan, ha sido violada y asesinada casi al final de la campaña de su jefe por la reelección. Horgan necesita que el crimen sea esclarecido lo antes posible y para conseguirlo confía las investigaciones del caso a Rusty Sabich, un re sputado miembro de su oficina. Lo que Horgan desconoce es que, pocos meses antes del asesinato, Carolyn y Rusty eran amantes. Sabich es un hombre solitario en la frontera de los cuarenta, se ha dado cuenta de que su matrimonio y su carrera se han estancado, y ha volcado sus sentimientos en su hijo Nat y en la angustiosa fantasía vivida con Carolyn, un romance que ella rompió sin dar explicaciones. El desarrollo de las investigaciones llena a Sabich de recuerdos y obsesiones, y, lejos de descubrir al asesino, le envuelve en una nebulosa donde nadie es del todo inocente.




Proceso Judicial

Es una novela de suspenso, donde el mundo legal lucha por descubrir la verdad y muestra la carga de culpa que el hombre puede llevar dentro y que marca su vida.

Se trata de la historia de Rusty Sabich, fiscal adjunto norteamericano, cuya exposición final da el puntapié inicial de la trama. Rusty es el encargado de investigar el asesinato de una joven abogada, sensual, atractiva e inescrupulosa, que además había tenido una historia amorosa con él, aunque nadie más lo sabe.


Al avanzar en su investigación, Rusty Sabich, abanderado de la justicia, la búsqueda de la verdad, y defensor de la víctima en su papel de fiscal, queda involucrado en la causa y se convierte en acusado.

Durante el transcurso de la novela Turow disecciona los distintos elementos del sistema judicial norteamericano. La cadena en la custodia de pruebas, el proceso de selección del jurado, las diferentes estrategias a seguir para conseguir la libertad del acusado. Todo se nos muestra muy bien explicado y sentimos que formamos parte del grupo de abogados encargados de defender al fiscal Rusty Sabich.

El autor del libro conoce a fondo el sistema -es abogado ejerciente- y la novela brilla especialmente en los momentos que describe el juicio al que es sometido el protagonista.



"Causa Justa" de John Grisham y el papel del abogado en la sociedad.

"Causa Justa" es la novena novela del aclamado autor estadounidense John Grisham, ex abogado de oficio y figura esencial en la escena literaria de thrillers jurídicos. En esta obra, el afamado autor nos introduce en el mundo de Michael Brock, miembro de una importante firma de abogados que se replanteará tanto su vida como su profesión a raíz de un traumático evento, el cual conseguirá abrirle los ojos a una facción de la realidad que nunca antes había conocido.



SINOPSIS DE LA OBRA

Michael Brock era un joven abogado que había logrado un gran éxito profesional en la importante firma de abogados Drake & Sweeny, de Washigton D.C. Sin embargo, este ambicioso letrado, sumido en una difícil situación en su vida personal, se encontrará inmerso en una crisis de conciencia cuando sea tomado como rehén en su oficina por un aparentemente desquiciado hombre sin techo. Este misterioso individuo será finalmente brutalmente asesinado por la policía después de dejar grabadas en la mente de Michael sospechosas acusaciones sobre un desalojo ilegal llevado a cabo por su firma, la cual el fallecido secuestrador señalaba como culpable de la muerte de una familia completa.

Brock no se tomará esta información a la ligera y en seguida comenzará a realizar una investigación por su cuenta, al tiempo que, dando un giro definitivo a su carrera como jurista, dejará su privilegiado puesto en la oficina  para dedicarse a la defensa de los menos favorecidos en la sociedad.



LEGISLACIÓN EN LA OBRA

El principal dilema que se resolverá a lo largo de la historia será el de la ilegalidad del desalojo llevado a cabo por Drake & Sweeny. El litigio tendrá un final relativamente feliz y se llevará a cabo mediante un acuerdo bilateral entre Brock y su antiguo bufete por el que el ex miembro del equipo renunciará al ejercicio de la profesión durante un tiempo y Sweeny accederá a ceder una importante suma de dinero (además de despedir al empleado que se había encargado de ocultar la ilegalidad del caso inicialmente).

Esta práctica se basará en la ley establecida específicamente por el Estado de Washington para regular los desahucios, dado que cada Estado de Norteamérica goza de la posibilidad decidir sobre la legislación relativa a numerosas cuestiones (desahucios, aborto, etc.)haciendo de este un reglamento particularmente rico y heterogéneo.
La injusticia en este caso concreto radicará en el tratamiento de los sin techo que habitaban el edificio como ocupantes ilegales, cuando estos eran en realidad inquilinos al haberse establecido un sistema de pagamiento de renta en el el centro de viviendo (aún siendo estas muy bajas dada la escasa capacidad económica de los habitantes del lugar).



Audio libro de la versión original del libro: "The Street Lawyer".

martes, 4 de diciembre de 2018

"Defender a Jacob", ¿Cómo afecta la vida familiar?

Defender a Jacob

Lo que ocurre cuando los niños son tratados como adultos.

William Landay, 2012



Resumen

Cuando descubren el cadáver de un adolescente en un bosque con tres puñaladas en el pecho, la idílica comunidad de Newton entra en shock. El ayudante del fiscal del distrito, Andy Barber, se hace cargo del caso hasta que su hijo Jacob, compañero de clase del chico, es acusado del crimen. Andy no sólo perderá su trabajo, sino que verá cómo todo su mundo se desmorona. Con algún recelo, agobiado por un secreto del pasado y convencido de que su hijo ha sido injustamente acusado, buceará en Facebook, interrogará a escolares, se enfrentará a su esposa y hará lo imposible para hallar un culpable que devuelva la inocencia a Jacob y devuelva la paz a sus vidas. Una novela que cuestiona los límites del sistema judicial estadounidense en el que los niños son tratados como adultos y que es también una soberbia lectura que plantea la escalofriante pregunta de hasta qué punto los progenitores conocen realmente a sus hijos. 




Proceso Judicial


Introducción

Una historia en la que, a lo mejor, las pruebas no están mal interpretadas y en la que la inocencia de Jacob no esté tan clara como al principio parece.

La historia gira en torno a la figura del padre de Jacob, Andy, y es ahí cuando se plantea un giro argumental verdaderamente interesante, todos los esfuerzos del señor Barber se centrarán no en demostrar la inocencia de su hijo -eso sería lo habitual en un libro del género- sino en conseguir como sea un veredicto de no culpabilidad para Jacob, y no porque quiera tanto a su hijo que no quiere que acabe en la cárcel aunque sea culpable, sino porque está tan convencido de que su hijo no ha podido cometer el asesinato que si las pruebas indican lo contrario es porque las pruebas se equivocan (en el sistema jurídico estadounidense existen tres veredictos: inocente cuando las pruebas demuestran que el acusado no ha cometido el delito del que se le acusa, culpable cuando las pruebas demuestran que el acusado sí ha cometido el delito del que se le acusa, y no culpable cuando las pruebas no pueden demostrar que el acusado haya cometido el delito del que se le acusa; en la práctica se dan muy pocos veredictos de inocencia).

Para conseguirlo Andy empleará todos sus conocimientos sobre el funcionamiento de los tribunales, aspecto de la vida de la que no es desconocedor ya que ha sido durante muchos años ayudante del fiscal del distrito y se conoce como la palma de su mano todos los claroscuros de la ley estadounidense. 

«Defender a Jacob» comienza como un thriller judicial pero en realidad esconde una novela psicológica con toques de novela negra. Esta obra plantea varias de las preguntas que ningún padre quiere hacerse y mucho menos tener que contestar ¿hasta qué punto conocemos a nuestros hijos? y ¿cómo estamos seguros de que nuestros hijos son buenas personas?

Desarrollo


El libro plantea un caso que no puede dejar indiferente a nadie, la posibilidad de que un niño de catorce años haya cometido un homicidio. No es extraño  que esta novela  haya tenido tanto éxito en EEUU, donde se cuestiona el hecho de que los niños sean juzgados como adultos en un proceso judicial.

Es la historia de una familia norteamericana normal y corriente, formada por los padres, Andy y  Laurie Barber, y su hijo Jacob, que tendrá que afrontar la terrible experiencia de  ver al hijo sometido a juicio por asesinato. Pero esta historia tiene mucho más. Profundiza en la personalidad de los protagonistas, habla sobre la verdad y la justicia, sobre lo difícil que es educar a los hijos, lo complicado que resulta conocer realmente a otra persona, incluso a las más cercanas. Porque en esta novela los personajes se sorprenden unos a otros continuamente, se guardan secretos y se mienten.

Es curiosa también la referencia hace hacia el llamado “gen asesino”, término que indica una predisposición a la violencia como rasgo hereditario.

Es un libro que provoca polémica por el caso tan difícil que plantea. Cuando los niños cometen crímenes violentos se genera una auténtica alarma social, y se buscan explicaciones racionales a un hecho que nos parece tan antinatural, tirando por tierra las ideas que podamos tener sobre la inocencia de la infancia.

La pregunta que planea a lo largo de toda la novela  es si los padres conocen realmente a sus hijos.  El autor quiere expresar esa sensación que tienen  los padres de hijos adolescentes de que quedan excluidos de su círculo privado, con lo que no saben lo que sus hijos pueden ser capaces de hacer. De hecho, el  protagonista, Jacob, parece un adolescente típico, pero al mismo tiempo sus padres desconocen lo que sucede en su interior. A partir de aquí, otra cuestión que  se plantea es la responsabilidad paterna ante los actos de los hijos menores, así como hasta dónde pueden llegar para protegerlos.

En “Defender a Jacob” el autor, a través de la voz de Andrew Barber, no cuestiona en ningún momento el sistema judicial norteamericano; sabe cómo funciona, cuáles son sus limitaciones y se ciñe a demostrar la no culpabilidad de su hijo con las herramientas que ha utilizado durante su carrera como primer ayudante del fiscal.

Uno de los rasgos más interesantes es el lenguaje que utiliza. Llano y directo, sin florituras ni rodeos y con escasa terminología legal, introduce eficazmente al lector en la trama. Así, mientras uno se sumerge en sus páginas es capaz de sentir la desesperación de la madre de Jacob cuando su hijo es condenado o puede participar en la tensión que existe entre Andrew Barber y su padre.

En el libro se pueden apreciar dos partes muy bien definidas. En la primera se exponen los hechos: conocemos la perfecta vida de los Barber y cómo se va derrumbando según pasan los días que llevan a la fecha del juicio que determinará si Jacob es inocente o culpable. Vemos el descenso a los infiernos de Laurie Barber, a Andrew Barber agarrarse a su inquebrantable fe en su hijo y su lucha para que todo aquello que tanto le ha costado levantar no se destruya. También observamos con curiosidad a Jacob, que tiene ese algo que no sabemos qué es pero que no nos gusta, aunque no queremos decir nada por si acaso. Quizás sólo sea un adolescente algo excéntrico y solitario. O no.

En la segunda parte de la historia tiene lugar el juicio y lo que sucede tras él. Es la parte de la montaña rusa en la que sabemos que lo peor ya ha pasado.


En esta obra se plantean cuestiones tan importantes como la existencia del libre albedrío, si el determinismo genético se puede utilizar como atenuante o agravante en un caso de homicidio, qué parte de culpa pueden, y deben, asumir los padres en los actos de los hijos, la importancia de los juicios mediático y social que, inevitablemente, acompañan a los procesos judiciales y cómo afectan los sentimientos a la hora de juzgar los actos de los seres queridos.

domingo, 2 de diciembre de 2018

La gran realidad que esconde "El jurado número 10..."



El jurado número 10

Una forma de aprender cómo funciona el Jurado en España


Obra escrita por Reyes Calderón en el 2013



Resumen

Los integrantes de un modesto despacho de abogados de provincias se verán envueltos, sin quererlo ni desearlo, en un caso que les supera totalmente: drogas de diseño, blanqueo de capitales y corrupción a gran escala…Efrén Porcina, un tipo encantador que ronda los ciento treinta y ocho kilos, sigue una dieta por Internet y lleva una vida tranquila, y su única socia, Salomé, una secretaria cuando menos particular que cambia de novio cada dos por tres, junto con la inestimable ayuda de un ex policía borrachín, serán los encargados de arrojar luz y buscar la verdad en un intrincado caso con ramificaciones internacionales.

Las vidas de unos y otros estarán  pendientes del acierto de un juez, la cordura de un jurado popular y el misterioso jurado número diez…









Historia

¿Alguien confiaría su porvenir judicial a un abogado sin experiencia que pesa más de 130 kilos y se apellida Porcina? ¿Pocos? ¿Nadie? . Sin embargo, las apariencias engañan. Y en esta ocasión engañan mucho más. Porcina es un abogado de confianza. Una persona honesta, inteligente y trabajadora, que además, sabe reírse de sí mismo. 

Porcina fue despedido de su trabajo el mismo día que su padre murió. Eso le da mucho que pensar. Pero ante esa adversidad reacciona, gracias a Salomé, que sería su socia-secretaria, montando un bufete de abogados, que se dedicará a todo lo que se ponga a tiro menos los casos penales y los divorcios. Incluso a defenderse a sí mismo porque lo problemas surgen donde menos se espera y el problema principal de la novela ocurre gracias a Salomé, cuando su novio muere en un accidente de tráfico y un ladrón de poca monta, al encontrarse el accidente, saquea a la víctima y la llama para decirle que ha muerto su novio. Gracias a la investigación que emprende Porcina a raíz de ese accidente nos enteramos de que ese novio tenía más novias, era traficante de estupefacientes y en su apartamento guardaba más de un millón trescientos mil euros escondidos en el interior de libros huecos, amén de una bolsa repleta de una nueva droga procedente de China. Con estos ingredientes comienza una trama que  va sorprendiendo en cada página y que  va incluyendo mafias chinas y, también, mafias policiales. Un cóctel que convenientemente agitado da una trama explosiva.





Parte Jurídica

En el jurado número 10 se proponen consideraciones sobre diversas cuestiones relacionadas con el derecho natural y el derecho positivo o escrito y ejercido por el hombre. Cuestiones sobre las que Efrén Porcina deberá decidir y fundamentar sus actos, algo que no le resultará nada fácil.

Para ilustrar todos estos dilemas, el jurado número 10 narra una historia de intriga con una acción constante que jamás decae. Comienza cuando Efrén Porcina, recién despedido y a instancias de Salomé, compañera de trabajo en el bufete donde él ejercía hasta el momento, funda el modesto bufete Romaní y Asociados, en la casa que ha heredado de su padre. Romaní y Asociados está en el extremo opuesto al exclusivo y carísimo bufete de Fulano, que así denomina Efrén a su exjefe. Pero, a pesar de la fuerte competencia, también Efrén y Salomé empiezan a recibir clientes. Sin embargo, los quebraderos de cabeza no vendrán de mano de ningún cliente, sino de uno de los numerosos novios de Salomé, que, según descubrirán los dos a la muerte de aquél, tenía en su poder medio millón de euros y todo un cargamento de drogas de diseño. A partir de ahí, pasan por El jurado número 10 mafias chinas, policías corruptos hasta el tuétano, chantajes, traiciones, venganzas y un juicio con consecuencias impredecibles. Todo ello pondrá a Efrén, a Salomé y a su amigo, el detective privado Paco, en la cuerda floja.

El jurado número 10 combina la acción más sórdida y la violencia, con la emoción de un juicio con jurado popular y con escenas costumbristas de lo más reconfortante llenas de humor, mucho humor. En ese sentido, la gracia con que Efrén nos relata su historia -y ello, a pesar del peligro constante en que se encuentra- es otro de los ganchos de El jurado número 10. Pero la ligereza y el carácter burlesco de muchos de los hechos van dando paso a una seriedad casi filosófica, a medida que el personaje de Efrén se ve sacudido por el cargo de conciencia y el escrúpulo moral ante las cosas que ha hecho. El libro supone, en este sentido, una rotunda afirmación de la pre valencia de la ley sobre el deseo de tomarnos la justicia por nuestra mano, ni siquiera en el caso de personas cuyo pasado o carácter dudoso parezcan hacerlas, a nuestros ojos, menos merecedoras del beneficio de la duda o de la benevolencia de la ley.

Conoceremos al juez, al fiscal, el abogado defensor y a los nueve miembros del jurado y asistiremos al interrogatorio del acusado y a los testigos así como a la practica de las diferentes pruebas propuestas y admitidas. En esta parte se da a conocer como trascurren en España los juicios con jurado. Una institución muy arraigada en el Derecho anglosajón pero muy nueva en el patrio. La novela plantea varios temas candentes: el tráfico de drogas, las mafias chinas (las tríadas), los policías corruptos, etc. En todo este gran lío se va a ver metido un abogado, bastante inocente y bueno, con principios claros, que tendrá que contraponerse a su propia moral.

El libro se divide en tres partes, narrado en primera persona por el abogado y protagonista de esta historia. En la primera de ellas conocemos los hechos tal y como ocurrieron y a los personajes. La segunda parte se ocupa de desarrollar el juicio, veredicto del jurado y sentencia dictada por el magistrado. En la tercera parte –la más corta y la que dará un giro de gracia a la historia- comprenderemos el cometido del jurado número 10, que pondrá cordura –además de dejar el caso cerrado y sin fisuras- a todo lo acontecido. Además, cuenta con un epílogo, en este caso narrado en tercera persona. 


Uno de los dilemas que plantea esta novela es el de hasta qué punto somos capaces de llegar para salvar nuestra vida y de lo que estamos dispuestos a perder por ella, pero más allá de todo eso, invita a reflexionar sobre el papel que juegan los remordimientos al no haber podido expiar la culpa. Luego, a nivel general, nos permite recapacitar sobre el estado de derecho y las normas jurídicas en las que se sostiene, porque precisamente el punto fuerte de esta historia es la celebración de un juicio en el que se vislumbran todas las lagunas o fallos de los que adolece la Ley. Observamos como los testigos pueden mentir con total impunidad porque no se puede demostrar lo contrario, como el abogado defensor puede redirigir al jurado o que alguno de sus miembros puede ser comprado, por no hablar de que en un momento dado la instrucción del caso no ha contado con todas las garantías en la etapa de investigación imperando las prisas para hacer coincidir el caso con otro demasiado mediático y al que se quiere poner este como parapeto para restar importancia. Una interesante novela en la que todos son culpables: los abogados, los peritos, los jurados, los policías, el fiscal, todos menos uno.


Una lectura que va ganando atractivo según va adelgazando el protagonista Porcina. Al final, hasta ese abogado orondo se convierte en la persona que quería ser, eso sí, siempre con remordimientos. Los remordimientos de alguien que quiere ser ante todo honesto consigo mismo. 





Entrevista de la autora



sábado, 1 de diciembre de 2018

"Anatomía de un asesinato", una guía para ser abogado.


Anatomía de un asesinato

Un caso único


(Robert Traver, pseudónimo literario de John D. Voelker, 1958)



Resumen


Un hombre que ha matado a tiros al agresor de su esposa, la hermosa y provocativa Laura Manion, es detenido y acusado de asesinato en primer grado. La acción se desarrolla en un juzgado en una pequeña ciudad del Medio Oeste norteamericano, y los actores son los fiscales, los abogados defensores, el juez, el acusado, y el jurado, el cual decidirá el destino de un hombre. Pero los detalles del crimen y las historias personales de los implicados son secundarios, ya que el drama del juicio criminal revela las complejas cuestiones morales conlleva y que son expuestos hasta su misma esencia y la pregunta más difícil de contestar es: ¿hasta dónde es capaz de llegar un hombre para convencer a sus semejantes de que es inocente de asesinato? ¿Y cuánto será usted capaz de arriesgar para ayudarle?





Parte Judicial



Introducción 

Una milimétrica descripción de las partes del proceso y la magnífica investigación y presentación de pruebas, así como las maniobras de abogados y fiscales para influir en la sentencia del juez mediante la oratoria, la convierten en un icono de la literatura jurídico-criminal recomendado, sobre todo, para futuros abogados penalistas. Se trata de un clásico que esbozó las líneas principales por las que habrían de moverse gran parte de autores posteriores. 

"Anatomía de un asesinato" nos deja perplejos desde el momento en el que el protagonista , Pauly Biegler, acepta el caso porque necesita el dinero. Un hombre ha cometido un crimen, es culpable, pero como todo acusado tiene derecho a un juicio justo. Pero ¿existe justicia en el momento en el que alguien que ha matado a otra persona sale en libertad gracias a alegar locura temporal? Sabemos el acusado, Frederick Manion, no estaba loco cuando cometió el crimen, ni se dejó llevar por un arrebato que le cegó el sentido común, y asistimos atónitos a la defensa por parte de alguien que merece la cárcel. Toda la historia se muestra como algo totalmente cotidiano. El más descarando realismo impregna cada una de las secuencias del caso, lo cual hace más terrible su premisa. En los instantes finales, cuando vemos que Frederick ha quedado en libertad, éste no paga al abogado sus honorarios por el  trabajo realizado, aludiendo la misma excusa utilizada en el juicio. Esto puede verse como la parte que tiene que llevarse Biegler por defender algo indefendible. Los hechos tienen consecuencias, y ésa es la que le ha tocado al personaje central.



Desarrollo


Esta historia es una representación de la Justicia en su concepto más absoluto y abstracto, además de ser un canto humanista, con sus toques adecuados de cinismo.
Es, a su vez, una profunda reflexión sobre los múltiples matices que tiene la Verdad.

La novela comienza cuando Pauly Biegler recibe la llamada de Laura Manion, la esposa de un militar, Frederick Manion, que ha sido detenido por asesinar al dueño de un hotel junto al lago que concita el turismo del lugar. El caso, en apariencia sencillo, se complica cuando el fiscal local reclama la colaboración de un famoso y muy duro fiscal de la capital del estado, Dancer. Biegler, para hacer cara cuenta con la ayuda de un viejo borracho, antiguo abogado, Parnell Emmett McCarthy.

(En su momento, además, se incluyeron  palabras que se consideraban «malsonantes» y, por tanto, prohibidas. La principal, es la referencia continua a las "bragas" de la joven violada como prueba fundamental de cargo).

La primera impresión que causa la historia, es de asombro durante los momentos de duelo dialéctico entre el abogado defensor y su oponente el fiscal Dancer, grandes dominadores de todas ese vocabulario y tácticas que parecen imprescindibles en quienes practican el derecho en los EE.UU.

De entrada, Pauly se nos presenta como un hombre que parece haberse abandonado profesionalmente (sólo parecen preocuparle el jazz y la pesca) y que mantiene un bufete que parece tener muy pocos clientes, y que sale adelante con la ayuda de su secretaria Maida, que intenta inútilmente aportar la voz de la sensatez. Poco a poco se descubre que antes era el fiscal de ese mismo distrito, pero perdió las elecciones  (que en ese entonces para ganar era necesario vender folletos que explicaran estas extrañas, y que eran muy característicos de la justicia norteamericana), pero no parece remontar ni preocuparse por hacerlo, desde entonces. Eso sí, hay algo en la vida que sí parece importar a Pauly, y es el viejo y alcoholizado abogado, Parnell Emmett McCarthy, que viene a visitarle por las noches para seguir bebiendo y leer en común antiguas crónicas judiciales. Lo cual enlaza ya con ese humanismo de la trama: la ternura en las relaciones personales como verdadera forma de realización de los hombres.

Como quinta esencia del cine judicial, Anatomía de un asesinato supone toda una exhibición de ese carácter de representación que todos asociamos a la justicia anglosajona: 
  1. La sensación de que los juicios criminales anglosajones son un espectáculo dramático en el que casi cuenta más la buena actuación de los actores (el fiscal y el abogado, los testigos y los inculpados, incluso el juez).
  2. La consistencia del libreto y su teórico objeto: el establecimiento de la culpa.
Se parte de que, en esta ocasión, no hay enigma alguno que resolver: desde el principio se sabe que el teniente Manion mató a Barney Quill porque éste violó a su mujer; y parece también claro que la violación existió. De ahí que el conflicto gire únicamente en torno a la cuestión que el mismo protagonista, el abogado Pauly Biegler sabe que es la base de su defensa: convencer al jurado de que Manion tuvo una «justificación» que le enajenó en el momento de disparar a Quill. Y que los fiscales intenten dejar bien sentado que hubo incitación por parte de Laura Manion, y que su marido, por otra parte, actuó con sangre fría y no dejándose llevar por un arrebato.

De ahí que, toda la dramaturgia gire en torno a la capacidad de convicción del abogado (Biegler) y de los fiscales: el gris fiscal local, Lodwick, pero sobre todo la eminencia llamada de la gran ciudad, el inescrupuloso e implacable Dancer. No en vano, la declaración final que inclina el veredicto del jurado, la revelación de la joven Mary Pilant, acosada por Dancer para que confiese que el muerto, al que ahora parece querer hundir con despecho, era su amante, en realidad era su padre. No es la clásica sorpresa final de este tipo de novelas, puesto que el lector lo sabía con antelación. Por el contrario, la última escena de interrogatorio es la pieza final de la representación, en la cual el jurado se inclina por la inocencia de F. Manion, dicho de otro modo, Dancer pierde el caso porque su dialéctica y sus trucos no estaban preparados para esa revelación final.

El autor en todo momento, con una honestidad fuera de duda, nunca lleva de la mano al lector. Le presenta todos los elementos de juicio, no se guarda ningún “as” bajo la manga y presenta el conflicto con la adecuada ecuanimidad. Es cierto que todas las simpatías del espectador están con Pauly y sus colaboradores, el veterano Parnell McCarthy y su secretaria Maida (a quien, en una significativa muestra de respeto, Pauly presenta en cierto momento como su «asociada»). Sin embargo, también es cierto que el personaje de F. Manion no resulta nada simpático: es claramente un individuo altanero y violento, seguro de sí mismo más allá de lo tolerable. La antipatía instantánea que despierta, en especial al compararlo con la naturalidad del resto de personajes, en cierto modo refuerza la caracterización negativa del personaje.

Pero sobre todo, esa ecuanimidad ante el lector viene representada por el inolvidable personaje del magistrado Weaver. Con su humanidad, su socarrona capacidad para entender, con humor y comprensión, a todas las partes. Parece el encargado de impedir que los grandes histriones,  Pauly y Dancer, extralimiten su posición de poder sobre los testigos, sabiendo siempre situarse en el punto justo para que ninguna de las partes adquiera una ventaja excesiva.

El gran tema del libro es su ya comentado humanismo. Humanismo que se encarna en el juez Weaver, en la relación entre Pauly y el viejo Parnell, en la presencia como apoyo latente siempre de Maida, en los planos que muestran el banquillo de los acusados, en la afabilidad con que fuera de la sala, en los pasillos y en los calabozos del tribunal, se tratan todos esos hombres (Pauly, Lodwick, los alguaciles) que se conocen de mucho tiempo atrás, en la socarronería con que Pauly y Weaver saben hacer aparecer el calor humano en la fría estancia del tribunal.
Y que, sobre todo, actúa por contraste con la joven pareja sometida al trance del juicio: el matrimonio Manion. La amoral Laura, una mujer que rezuma sexualidad por todos sus poros, que no duda en utilizar siempre, ya sea para su vanidad personal o para conseguir que los hombres hagan lo que ella quiere. Y el ensoberbecido teniente Manion, cuyas miradas hacia su mujer manifiestan un sentido de la posesión que sin duda delatan a un maltratador. Está muy claro que F. Manion considera a Laura, en gran parte, culpable de haber instigado esa agresión.
               
La grandeza de este libro es que, al final, el autor deja que sea el lector quien juzgue la justicia o injusticia del veredicto, la verdadera naturaleza de esa muerte. Pues puede que F. Manion, en efecto, se dejara llevar por un impulso enajenador, pero es evidente que hay en él un fondo de violencia que favorece que ese impulso concluya en una muerte. Puede que Laura sea, como señala su marido, un tanto provocativa, pero nada justifica que un hombre decida que tiene carta blanca para poseer a la mujer que parece estar «pidiéndolo».

Al final es el lector quien estima si puede considerarse inocente a alguien que ha matado a otro ser humano, y no en defensa propia: en cualquier caso, la justicia «legal» sí permite hacerlo.


Donde el autor sí deja clara su postura, es en el final, en el verdadero legado del juicio. Ese final muestra a Pauly y a Parnell ante la evidencia del cinismo de los Manion, que se han marchado del recinto de caravanas donde vivían —otra muestra de la deshumanización asociada a la pareja: son incapaces (ellos mismos se definen como nómadas por vocación) de buscar la calidez de un rincón propio y asentado, como la acogedora casa de Biegler—, y sin pagar. Poco importa eso para el protagonista, pues el premio obtenido nunca podía ser el escaso dinero de los Manion, sino la autoestima, de ahí que el final de Anatomía de un asesinato en ningún caso pueda ser cínico ni desengañado, sino profundamente jovial, un bello canto a la amistad.




Fragmentos de la película (basada fielmente en el libro)
  1. Las escenas se sitúan durante el juicio


viernes, 30 de noviembre de 2018

¿Qué puede aprender un jurista de "La Herencia", de John Grisham?

¿Qué puede hacer Jake Brigance cuando, tras la muerte del acaudalado Seth Hubbard, descubre que ha sido nombrado en su testamento como abogado defensor de su última voluntad: dejar su gran fortuna a su pobre criada en lugar de a alguno de sus hijos?
Racismo, prejuicios, una intensa actividad judicial resolutiva y derecho sucesorio se mezclan en la fascinante trama de La Herencia.




ANTECEDENTE DE HECHO

Jake Brignace ya se había enfrentado a casos difíciles con anterioridad, pero el descubrir la motivación de Hubbard a la hora de ceder cuán exorbitante cantidad de dinero a Lettie Lang, una mujer que no había tenido otra relación con él que la de ocuparse da las labores de su casa en los últimos años, supondrá un verdadero reto para el experimentado abogado.

A medida que avancemos en el libro, a parte de sumergirnos en una apasionante trama, descubriremos más de la dura labor del abogado, desde la intensidad y la tensión de juicio a la fatigante labor de investigación que se llevará a cabo de antemano. 
Será a lo largo de esta larga tarea de recuperación de datos e información cuando Jake logrrará averiguar con mayor claridad las intenciones del excéntrico millonario. Sin embargo, este también tendrá que verificar de forma legal toda la información que vaya adquiriendo, asunto que no le será nada fácil teniendo que luchar contra los interesados hijos de Hubbard, que no dudarán en tachar a Lettie de oportunista, además no dudar, como muchos habitantes del pueblo, en caer en multitud de prejuicios racistas a la hora de hablar de calificar la posible relación que mantenía con Hubbard.

Una vez que el joven abogado haya averiguado que la cesión de la riqueza de Seth no fue ni más ni menos una forma de arreglar una injusticia cometida por sus antepasados tan solo tendrá que encontrar la manera de preparar a su cliente y hallar los puntos de la ley a su favor, ya que, sabiéndose poseedor de la verdad, Jake no tendrá ningún miedo a la hora de respaldarla frente a las sucias estratagemas de los ricos abogados contratados por los vástagos del fallecido.



Y es que en realidad todo el asunto se resumirá en un único punto: dado que los antepasados de Hubbard consiguieron el territorio  sobre el que fundaron su negocio (y, por ende, su fortuna) engañando y estafando a unos esclavos (antepasados de la propia Lettie Lang) este sintió que la manera más correcta de actuar era la de la compensación económica.
Una vez aclarada este acontecimiento del pasado solo las pruebas documentales y la acción de un competente abogado serán necesarias para hacer valer el complicado testamento.

SOBRE EL JUICIO EN LA OBRA

En la obra, si hay algo que podemos destacar especialmente del momento del juicio será la actividad del juez (en este caso, el señor Atlee), el cual, al tratarse de un caso desarrollado en el sur de Estados Unidos, aplicará las claves del sistema jurídico anglosajón o Common Law. Es decir, su decisión como juez tendrá un peso mucho mayor que la que tienen los jueces de la mayor parte de países europeos. Además de este singularidad, podremos apreciar una mayor relevancia de la jurisprudencia aparte de la ley como base de actuación (Jake consulta múltiples casos antiguas de herencias en la busca de fallos del juez que le puedan ser de utilidad).
Destaca también la magistral descripción que hace John Grisham de la actitud de ambos abogados en el juicio, tanto de su actitud a la hora de dirigirse al juez como de las palabras escogidas para hacer ver lo que cada uno considerará el lado verídico de la historia.


Video del autor de La Herencia (Sycamore Row en su versión original) hablando del mismo en una entrevista de CBS.





























miércoles, 28 de noviembre de 2018

"El bufete", ¿Cuál es el límite en los negocios?

El bufete

La moral contra la ética.

Borja Martínez–Echevarría, 2012


Resumen

Las vidas de los protagonistas se cruzarán inesperadamente cuando la multinacional GlobalHerz decide adquirir Petrospaña —la petrolera más grande de España y la cuarta del mundo— mediante una OPA hostil. Una compra que desde el primer momento generará todo tipo de problemas: desde un accidente de la petrolera de incalculable dimensión en el Mar del Norte hasta sobornos, asesinato de niños inocentes y un gigantesco complot...




Historia


Alberto Spínola, es un joven ambicioso y brillante, terminados sus estudios de Derecho y con un máster de Derecho Internacional bajo el brazo es contratado por Kline & Burbridge, un prestigioso bufete internacional que opera en España. Un golpe de suerte lo bendice y su vida da un vuelco en el que el dinero, el poder y privilegios llaman a su puerta. Su camino se cruza con el de Berta una periodista especializada en información sobre bufetes de abogados que es la pesadilla de los profesionales del ramo. Trabaja en diario económico Financiero y se está haciendo un hueco en el sector gracias a sus exclusivas y las formas poco ortodoxas de conseguirlas.


Inesperadamente Alberto se encuentra metido en una gran operación, el lanzamiento de una opa hostil sobre la petrolera más grande España pone a prueba sus conocimientos, pero también su moral, porque la línea que separa lo lícito de lo ilícito se traspasa en un momento dado y las consecuencias de este inesperado cruce hacía el delito le hará plantearse su futuro…


Proceso Jurídico 

Si bien se trata de un libro con un argumento definido y bien orquestado, su mayor cualidad es el realismo a la hora de plantear personalidades y situaciones que bien podrían estar ocurriendo ahora mismo en cualquier ciudad del mundo. El hermético y complejo mundo de la abogacía se entremezcla con los negocios de alto nivel y el periodismo feroz, que ofrecen a un lector sin conocimientos previos en la materia un cóctel que le dejará buen sabor de boca. El autor narra el encuentro entre personajes con una moral delineada a distinto nivel y los enfrenta ante circunstancias mayúsculas que les exigirán tomar partido. 


La abogacía de negocios se ha convertido desde hace años, en una selva enmarañada llena de plantas jurídicas y lagunas legales, mucho dinero escondido, exploradores en forma de empresarios siempre dispuestos, y letrados que harán de guías por este mundo complejo y oscuro. Sin embargo, hay ocasiones en las que el abogado tendrá que elegir entre el oro fácil y su propia ética personal, sacrificando una cosa o la otra.

El papel del periodismo objetivo, por su parte, requiere a verdaderos cruzados de la veracidad dispuestos a llegar hasta el final con tal de publicar aquello que ellos creen debe salir a la luz: no se trata de publicar por publicar, si no de encontrar y saber identificar los verdaderos hechos entre la montaña de datos inútiles que todos los días vemos en las calles.

En la novela, estos dos ámbitos se entremezclan dando pie a más de un conflicto entre quienes intervienen en ellos, y creando una tensa relación de amor-odio: ¿debe publicarse realmente todo lo que ocurre en el mundo de los negocios? ¿hasta donde llega el secreto profesional de un abogado y su deber de confidencialidad? ¿qué hay de su moral cuando sabe que sus decisiones le pueden hacer cruzar la línea?.


lunes, 19 de noviembre de 2018

"Celia en la revolución", el derecho durante la Guerra Civil Española.

Que la Guerra Civil Española fue un acontecimiento que alteró por completo la estructura política y legislativa de nuestro país es algo que nadie se atreve a negar. 

La violencia que puso fin a la II República y que dio comienzo a la larga dictadura franquista supuso la también la aniquilación de las instituciones democráticas del país y un cambio abismal en cuanto a la estructura de la organización del Estado.










¿PERO, QUÉ PUEDE APORTARNOS ESTE LIBRO COMO JURISTAS?

Sin duda, a quien conozca otros clásicos infantiles redactados por Elena Fortun puede resultarle llamativa la elección de este libro para hablar de un episodio tan crudo como fue la Guerra Civil, pero es precisamente a través de los ojos inocentes e infantiles de Celia como mejor vemos reflejadas las luchas de poder, los delitos de los dirigentes del Estado y todo tipo de violaciones de derechos fundamentales que lograrán mostrar, a través de la mirada fantasiosa de la niña, el estado de decadencia en el que se encontraba el país.
Puede parecernos en un principio que una novela de ficción protagonizada por una niña poco puede aportar al sobrio mundo de las ciencias jurídicas, pero la importancia de esta obre reside precisamente en este punto: la perspectiva de quien no entiende de ideologías ni de Derecho pero se ve repentinamente perjudicada por ambos, sin  llegar a alcanzar a comprender qué es lo que está sucediendo en el Gobierno del Estado.

Elena Fortun (1886- 1952),  destacada autora infantil.


MARCO HISTÓRICO Y  LEGISLACIÓN VIGENTE

La Guerra Civil supuso un momento de ambigüedad jurídica, dado que, aunque las estructuras de gobierno de la II República seguían vigentes el enfrentamiento de este bando con el sublevado marcó una etapa en la que, dependiendo de si el lugar estaba ocupado por una lado u otro, ya que mismo dentro de la judicatura republicana había elementos militarizados que no concordaban con el sistema legitimado hasta el momento.
Resulta evidente que la acción judicial durante este período se centró especialmente en castigar las diferentes posturas políticas. Sin embargo, en muchos casos ni siquiera se recurrió a la  ley, dado que desde la violencia que solo la clandestinidad permite basto para resolver muchos de los conflictos de intereses existentes.
Celia nos muestra este ambiente incidiendo especialmente en sus dimensiones más sociales, ya que serán las que más observará mientras dure la contienda. Desde la pobreza que llega a arrastrarla a cocinar una rata a la soledad a la que la condena el servicio militar de su padre y la huida de su familia; Celia es capaz de transmitir desde los más bajo los problemas generados por la carencia de garantías sociales y el respeto de los derechos humanos.



jueves, 15 de noviembre de 2018

"Matar a un ruiseñor", un juicio hecho literatura.

Matar a un ruiseñor, obra maestra de la autora estadounidense Harper Lee, evoca la infancia de la joven Jean Louise Finch en un pequeño pueblo de Alabama. La novela se centra especialmente en los sucesos que rodean el juicio de Tom Robinson, un hombre negro acusado de violar a Mayella Ewells, una joven blanca. Será Atticus Finch, padre de la narradora del relato, quien tendrá que ocuparse de la compleja defensa, tratando de hacer valer un ideal de justicia por encima de los rancios prejuicios raciales de un aislado pueblo sureño, imbuido aún por ideas esclavistas y supremacistas.






CONTEXTO  Y LEGISLACIÓN DE LA ÉPOCA


La novela nos sitúa en el año 1936, momento en el que Estados Unido estaba sumido en plena Gran Depresión y en el que aún quedaban minorías de esclavos en el Sur.

Esta época constituirá además un momento de expansión para la legislación segregacionista, leyes que buscarán otorgar una posición privilegiada a los blancos, tratando a los afroamericanos como seres libres pero, ni mucho menos, iguales.

En el activismo a favor de la emancipación negra tuvo mucho que ver la fundación en 1909 de la NAACP (National Association for the Advancement of Colored People), dado que muchos afroamericanos rechazaron las medidas conciliatorias de Booker T. Washington y prefirieron ser ellos los primeros en tomar acción en favor de su raza.

Durante la Gran Migración (1910-1920), la pobreza obligó a muchos a emigrar cara las ciudades, donde las distinciones raciales se hicieron notorias al evidenciarse la distinción entre los míseros medios de transporte, escuelas y ámbitos de trabajo de los negros con las comodidades y privilegios que caracterizaban los espacios blancos. Todas estas medidas de separación, por supuesto, estaban legítimamente avaladas por la ley y eran defendidas por la actividad jurisprudente de cualquier Estado.

Sin embargo, aunque el "New Deal" de Franklin D. Roosevelt proporcionó un mayor apoyo a este sector de la población no fue hasta mediados de 1930 cuando la NAACP lanzó una serie de campañas que trataban de desmontar esta "segregación de iure" o racismo legal. Sin embargo, las leyes estatales y locales de Jim Crow (1876 - 1965) resistieron muchos años más, debilitándose únicamente a base de la lucha y reivindicación constante por la justicia racial.








EL DESARROLLO DEL JUICIO EN EL LIBRO


El juicio de la obra se resumirá en un claro intento de la autora de mostrar como un lugar que debería ser una garantía de justicia y protección para todos (el juzgado) puede transformarse en un auténtico tormento para quien las leyes dejan aparte. 

Tom Robinson, a pesar de ver probada su inocencia a través de las múltiples e irrefutables pruebas que Atticus ofrece será condenado precisamente por el elemento que viciaba las mentes (y por extensión, las leyes) de la época: el racismo. 

Cuando el joven afroamericano se atreve a confesar en el interrogatorio en un arranque de honestidad que sentía pena por la pobreza y soledad de Mayella (muchacha que vivía además sometida a los abusos de su padre) y que fue ella  la que se sintió atraída por sus inesperadas muestra amabilidad y cortesía la sentencia condenatoria se hará definitiva. "¿Cómo podría ser esto verdad?", se preguntará el jurado, "¿es posible que un negro pueda sentirse en algún aspecto superior a un blanco?". 

El statu quo de la época se verá así escenificado ante el juez, siendo los ingenuos ojos de los niños los únicos sorprendidos en medio de un mar de adultos, a los que las crueldades del mundo ya habían preparado para el inocuo desenlace, habituados estos a ver convertida  la ley en un simple juguete en manos de quienes concentran el poder.




Clip de la película de 1962 To Kill a Mockingbird, basada en el libro.